La primera etapa del movimiento

Movimiento significa, cambio de posición de un objeto que ocurre en el tiempo y en un sentido más filosófico, movimiento equivale a cambio, y para generar esto es necesario vencer la inercia, en nuestro caso, impuesta por el sistema social. Para aplacar esta resistencia es necesario fortalecer el grupo de personas que integran dicho movimiento, y no hay mejor forma que llevarle el mensaje a mucha más gente de lo que es Zeitgeist y su propuesta pacífica y renovadora, por eso, las estrategias de difusión son la primera vía de ataque de cualquier activista en el mundo. Es necesario mostrar y presentar los documentales a más y más personas, si bien no se trata de 'meterles por los ojos' los argumentos de las películas, el fin propuesto debe ser, también, tratar de romper esa inercia individual que cada uno de nosotros tenemos hacia las cosas que son desconocidas, y allí es entonces, cuando sumando y sumando a cuentagotas, crearemos el caudal para vencer esa resistencia de todo un sistema social aplastante y maquiavélico. La mejor vía posible para lograrlo, es compartir nuestro conocimiento con las personas más cercanas que nos rodean, pues gracias a que de alguna forma, nos hemos ganado su confianza, serán las primeras personas en las cuales podremos iniciar el despertar de una conciencia, por miles de años silenciada, en este irreflexible y caótico mundo. Seguramente, no todas las personas estarán dispuestas y tendrán la receptividad por más allegadas a nuestras ideas que sean, sin importar si el resultado es favorable o no, estaríamos cumpliendo a disposición, la misión que primeramente tendríamos como colectivo: Informar. Estaremos confiados que tarde o temprano, que aquellas personas resistentes al cambio, tocarán a nuestra puerta, pidiendo que le permitamos ingresar a nuevo mundo donde el ser humano sea más civilizado. ¿Y de dónde nace la seguridad de dicha afirmación? La respuesta es muy sencilla y lógica. Todos estamos hechos de lo mismo, solo que algunos estamos más o menos desviados, del sendero mágico que es la vida, y por el afán de estar compitiendo unos contra otros en un carrera rampante, olvidamos nuestros sufrimientos, pero en el fondo y a solas con nosotros mismos en extraña introspección, vagamos en un gran vacío. Este mundo no es feliz, y aunque parezca lejano y utópico llegar a construirlo, vale la pena intentarlo. Como dicen por ahí, por lo menos quedará la satisfacción del deber cumplido y no el desconsuelo de no haber decidido empezarlo. La invitación, amigos habitantes del planeta Tierra, es que volquemos y focalicemos toda nuestra energía vital, para propender por estos cambios, y aunque en primera instancia, esto se debe iniciar en uno mismo, también es necesario propagarlo por donde más sea posible, así como hacen todos los días, aquellos insectos que polinizan las flores, sin detenerse a pensar, en si aquellas se marchitaran o darán fruto.
David D. dajudagnomo@gmail.com

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